top of page
  • Facebook
  • Instagram
  • Spotify
  • Newsletter
BG_Blog_Interior.png

¿Quieres encontrar tu verdad? El secreto es: ¡cuestiónate todo!

Actualizado: 10 oct 2024



Hace poco tuve una experiencia en verdad fuerte para mí que hoy quiero compartirles por si de algo le sirve a alguien.

Aunque me considero una persona analítica y que cuestiona el porqué de las cosas soy también una persona espiritual y consciente.

Hasta hace poco no me había cuestionado realmente todo hasta sus últimas consecuencias. Quizá por miedo, por ignorancia o quizá por comodidad.

Como sea, creo que siempre es bueno continuar cuestionándonos todo. Cuando digo todo, es TODO.

En todo camino, ya sea profesional, personal o espiritual, creo que tenemos que preguntarnos: ¿por qué? y ¿para qué?

La verdad tiene que ser tu verdad. Lo que resuene con lo más profundo de tu corazón.

¿Y qué es lo que creo que pasa?

Que desde que somos niños vamos creando una biblioteca de creencias que consideramos “verdad” porque alguien nos dijo, y las vamos almacenando y creemos que estamos viviendo conforme a esas verdades.

Pero, ¿qué pasa si resulta que no son mis verdades?

Eso es justo lo que me pasó en estas últimas semanas. Creí que una forma de pensar y ver la vida espiritual era la correcta, y una persona que yo admiraba muchísimo resultó no ser lo que yo pensaba. De eso les voy a platicar hoy.

Desde pequeña me he cuestionado por qué la espiritualidad tenía que ser ese Dios que me enseñaron en un templo donde él “tenía” que sufrir y sacrificarse por nosotros, y ahora nosotros tenemos que sufrir y sentir una especie de culpa por lo que ese señor, que yo no tenía idea de quién era, había hecho por mí.

Sentía un miedo horrible de que me estuviera viendo todo el tiempo y estuviera siendo juzgada

Así que, empezando así mi vida espiritual, pueden imaginarse todo lo que se fue implantando en ese sistema de creencias.

Cuando era adolescente, decidí abrirme a otras cosas, dejando de lado la religión porque nunca entendí muy bien de qué se trataba y algo en mi no cuadraba (no estoy diciendo que cualquier religión esté bien o mal, pero dejó de hacerme sentido).

Sin embargo, seguía sintiendo unas ganas enormes por creer en algo.

Sin tener muchos conocimientos ni un guía, tomaba prestados libros de casa de mi abuela (a escondidas, pero siempre los devolví) sobre magia blanca que ella tenía.

Para mí fue un shock empezar a leer de rituales, velas, invocaciones, etcétera.

Desde siempre tuve lo que se podría llamar como “mis canales” abiertos; percibía cosas que otros no y no sabía ni como decirlo, pero me daba miedo ser juzgada, así que lo dejaba de lado.

Un día, cuando tenía como 15 años, hice un ritual que venía en uno de esos libros con una amiga que no tenía ni idea de lo que estábamos haciendo y abrimos un espacio a “algo” nada amistoso que nos metió un par de sustos buenos durante esa tarde.

De ahí, por miedo, no volví al tema ni a explorar, ni pensarlo ni nada durante varios años, hasta que, en mis 20, por azares del destino, alguien me dijo que tenía que leer un libro que se llama “El poder del ahora”, de Eckhart Tolle.

No lo había podido conseguir (en esa época ni había llegado a México). Entonces, alguien me regaló el audiolibro.

Esto coincidió con mi primer viaje a Europa. Un día iba en un tren, sola, escuchándolo y… ¡pum! se me destapó algo en el cerebro de nuevo.

Empecé a entender lo que era verdad para mí

Entendí muchas cosas, me cayeron muchos veintes y comencé otra aventura en el mundo de la mente y la espiritualidad.

Comencé a leer muchos libros de vidas pasadas, desprendimiento del alma del cuerpo, hice regresiones, tomé muchas sesiones espirituales de todo tipo, hacía círculos de meditaciones para desprenderme de mi cuerpo con mis amigos y demás.

Viví un sinfín de experiencias increíbles que me abrieron un mundo completamente diferente.

Tomé un curso de budismo para aprender a meditar y me encantó (hasta el día de hoy mis meditaciones están basadas en lo que aprendí ahí para poder estar en el ahora).

Seguí leyendo, tomando cursos de diferentes temas, de ángeles, de piedras, de todo lo que me iba resonando.

Y aunque hoy no coincido con muchas cosas de las que aprendí, sé que fueron parte del camino y por ello les agradezco y las dejo ir.

Posteriormente, encontré otra forma de espiritualidad y de concebir todo ese mundo, me gustó mucho y me integré a una práctica del tema durante años.

Tomé varios cursos al respecto, me gustaba muchísimo, aunque había unas partes que definitivamente no entendía o no me cuadraban, pero seguía adelante confiando porque al final se necesita un poco de fe para cualquier camino espiritual.

Pasó tiempo y algo seguía sin cuadrarme, y fue hasta hace poco, con todo lo que estamos viviendo en el mundo hoy, que comencé a cuestionarme todo sobre todas las cosas.

Si hay algo en lo que creo es en la sincronía de las cosas, y se me fueron presentando varias personas, textos y videos para despertar y seguir cuestionando más.

Lo que es, es

El pensamiento crítico fue un pilar importante. Yo creo que es muy importante para el ser humano porque al final del día hay que saber desde dónde y por qué hacemos lo que hacemos.

Llevo un año de mi vida trabajando muy profundo en mí, en mis creencias y en todo lo que creía que era yo.

Al ir deshaciendo esa bola de estambre te vas encontrando con cosas muy interesantes.

En mi caso, el querer pertenecer a un grupo que pensara como yo era muy importante. Quería sentir que tenía una especie de “verdad” que compartía con este “selecto” grupo de personas y que estábamos para ayudar a los demás en ese despertar.

Pero si lo piensan bien, ¿por qué yo debería tener una “verdad” a la que otros no tienen derecho o acceso? ¡Es absurdo!

Todos podemos tener nuestras propias verdades de las cosas, y lo que es, ES y punto.

Querer pertenecer a un grupo es normal y parte del ser humano para seguir dándole forma a nuestra identidad, pero ¿a costa de qué? En mi caso de esconder lo que sentía mi corazón.

<img data-lazy-fallback="1" decoding="async" src="https://theseeker.mx/wp-content/uploads/2021/04/Cuestionate-todo.jpg" alt="Cuestiónate todo" class="wp-image-1214" />

Cuestiónate todo

Cuando comencé a cuestionar a este grupo no fue muy bien recibido y sentí rechazo.

Otra herida mía que tiene que ver con mi historia, pero como ya la he trabajado en mi terapia psicológica, es más fácil reconocerla y aceptarla y no “engancharme”.

Al ir pasando los días, después de pasar por la tristeza del rechazo, el enojo por ser “la diferente” y renunciar a ser parte de ese grupo “de poder” o que cree tener “la verdad”, comencé a hacer algo que hace mucho quería y no podía: soltar…

Solté lo que, según yo, era la verdad

Dejé ir todo lo que creí que era yo, mis creencias, lo que según yo era la verdad, mi visión de las cosas, si está bien o está mal hacer o pensar ciertas cosas.

Y me resonó tanto con lo que estamos viviendo hoy en día que es lo que más quiero compartirte hoy.

Cuestionarme todo, tener un pensamiento crítico y escuchar a mi corazón es lo que me liberó de sentirme atada a un grupo o a un “lugar”.

Yo te comparto que lo que siento en mi corazón es que las cosas no tienen que ser blanco o negro, no hay bueno ni malo, solo la mente que juzga lo hace así. Las cosas simplemente son.

Claro que hay que vivir en sociedad bajo ciertas reglas para respetar a los demás, pero siempre tenemos que hacerlo escuchando a nuestro corazón.

Lo que yo quiero es vivir en congruencia y en coherencia, y si para mí eso significa renunciar a ciertos grupos, personas o situaciones, está bien y así tenía que ser.

<img data-lazy-fallback="1" decoding="async" src="https://theseeker.mx/wp-content/uploads/2021/04/Hay-un-mar-de-verdad.jpg" alt="Hay un mar de verdad" class="wp-image-1215" />

Hay un mar de verdades

Entiendo que estamos viviendo momentos de incertidumbre y a nadie le gusta ese sentimiento, pero no por ello hay que creer ciegamente en algo que podría ser un falso gurú o la falsa espiritualidad.

No necesitas un templo para tener tu propia conexión con Dios, no eres una gota en el océano, el océano vive en ti.

Todos somos parte de lo mismo desde nuestro corazón, no desde el juicio y las creencias de otros

Por lo pronto, seguiré trabajando en intentar ser una persona que no juzga (es muy difícil no hacerlo, pero tampoco imposible), que no tiene que “tomar partido”, que puede ver todas formas de pensar, de ver la vida y no engancharse ni con una ni con otras.

Creo que podemos ser neutrales e ir cambiando de verdad, de vez en cuando, conforme te resuene en el corazón. Hoy me siento en paz al honrar mi verdad y lo que mi corazón me dicta, y estoy segura de que eso nunca cambiará.

Nunca jamás dejaré de cuestionarme todo… y como me dijo una querida amiga: si genera miedo es trampa. Si genera miedo, ahí no es. Y tú… ¿ya te cuestionaste todo?

Comentários


bottom of page