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El Sexo Sagrado: que es el sexo tantrico.

Actualizado: 23 ago


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Antes que cualquier cosa, me gustaría desmitificar un poco todo este tema del sexo tántrico o la pregunta "que es el sexo tantrico"..

Me doy cuenta que la mayoría de la gente percibe esta práctica como una cosa lejana y muy difícil de lograr. Creen que solo es para algunos eruditos y lo conciben como una cosa casi ficticia o imposible.

Déjame decirte que la práctica del Tantra está al alcance de cualquier persona, sólo hace falta un poco de conciencia e interés hacia la propia evolución.

Te aseguro que cuando te adentras a esta nueva comprensión del sexo, ya nunca más querrás dar marcha atrás. Todo lo que no sea este tipo de unión, ya no te satisfará y no te llenará. Pues la sensación de plenitud que se abre con el sexo tántrico es realmente pletórica.

Ahora sí, adentrémonos en el mundo del sexo tántrico.

Una de las técnicas que utiliza el Tantra para llegar al éxtasis es la del sexo. Pero cuando hablamos de sexo tántrico, es importante que intentemos borrar todo lo que se pueda relacionar con el sexo que hemos practicado hasta ahora. Es como si hasta ahora hubiéramos jugado a la Brisca y ahora nos apeteciera jugar al Póker; en los dos se juega con cartas pero un juego no tiene nada que ver con el otro. Y esto es exactamente lo que pasa en el sexo “tradicional” y el sexo tántrico.

Las características básicas del sexo tántrico son:

1- Creación del espacio sagrado. Es importante crear un espacio de conciencia. En el momento que nos dedicamos a crear un espacio bello para celebrar la unión con nuestra pareja, estamos poniendo atención y por lo tanto, energía que nutrirá la meditación sexual.

2- Presencia. Normalmente tenemos tendencia a estar en la mente, si queremos sentir plenamente el placer, es necesario que aprendamos a estar presentes dentro de nuestro cuerpo. También es imprescindible para que el otro pueda confiar en nosotros y soltarse en totalidad. La mujer, sobre todo, si no siente que su pareja está presente en el acto de unión, no es capaz de entregarse al 100%.

3- Movimiento espontáneo. En el sexo ordinario solemos movernos desde la mente, programando el próximo movimiento que haremos, suele haber muchas expectativas. En el sexo tántrico dejamos que sea el cuerpo el que decida lo que le apetece, aquí es la energía la que manda. Respetaremos siempre el movimiento que surja en el momento presente.

4- Respiración. Es absolutamente necesaria si queremos amplificar nuestro placer, la respiración nos ayuda a potenciar las sensaciones.

La respiración es imprescindible para hacer que nuestra energía salga de los genitales y se eleve hacia el corazón. De esta manera transformamos el acto sexual en una experiencia sublime.

Esta acción sencilla nos proporciona una gran dosis de vitalidad.

A través de la respiración se crea un círculo energético con la pareja, se produce una fusión de las dos energías creando un campo energético único.

5-Lentitud. Es importante que los movimientos sean lentos, que nos permitan saborear cada momento. Es importante permitirnos sentir.

6- Relajación. En un cuerpo tenso la energía queda bloqueada, por lo tanto el placer se reduce notablemente. Cuanto más abierto esté nuestro cuerpo más puede circular la energía que se genera durante el acto sexual.

7- No hay eyaculación. El hombre aprende a diferenciar el orgasmo de la eyaculación.

En cada eyaculación el hombre pierde gran cantidad de energía y vitalidad. Por lo tanto es muy recomendable que aprenda a no eyacular. El Tantra aporta muchas herramientas para facilitar esta práctica.

Cuando se practica el sexo utilizando todos estos ingredientes, uno se siente unido a través de su compañero/a, a todo lo que está vivo, siente que es parte del gran baile de la existencia y puede sentir la fusión con ella. Siente que su energía puede expandirse más allá del cuerpo y fusionarse con la vida.

El Tantra no se puede explicar, es necesario experimentarlo. Por mucho que te impregnes de teoría nunca llegarás a sentir su esencia. El Tantra se tiene que sentir en la piel y una vez lo has probado, nada vuelve a ser como antes.

El sexo deja de ser sexo para convertirse en una meditación. Y no sufras, no deja de ser placentero ni espontáneo, todo lo contrario, el sexo se transforma en una de las experiencias más maravillosas y extáticas que nos puede ofrecer la existencia.

En la antigua India, una mujer vivía atormentada porque ya no amaba a su marido. Y sabía bien que lo único que podía liberarla de esa esclavitud era la muerte de él. Por otra parte el marido tampoco la apreciaba en absoluto y disfrutaba diciéndole:

– ¡Seguirás conmigo hasta el final de mis días quieras o no! –

Tanto le repetía aquella frase que, al cabo de un tiempo, la mujer decidió visitar a un monje budista y, con lágrimas en los ojos, le pidió que le enseñara la manera de matar poco a poco a su marido sin despertar sospecha. Ya no veía otra solución. El monje le contestó que conocía la forma perfecta para que ella consiguiera su objetivo y empezó a enseñarle un tipo de masaje mediante el cual podría acabar gradualmente con su desconsiderado esposo.

–Practícalo todos los días y vuelve a verme dentro de un mes. Tu problema estará resuelto –dijo el monje.

Pocas semanas después, la misma mujer volvió a ver al monje en estado de gran agitación. El monje empezó preguntando si su método funcionaba, pero la mujer, muy ansiosa y entre sollozos, sólo repetía una cosa: que le enseñara inmediatamente a deshacer el daño que pudiera haber infligido a su esposo.

–Pero, ¿ya no quieres asesinar a tu marido? ¿qué te ha hecho cambiar de opinión? –preguntó el monje.

–Al principio me dediqué con mucho ahínco a darle los masajes a mi marido.

Con cada uno de ellos, ya lo veía más cerca de la tumba. Pero, al cabo de unos días, noté que me relajaba. Y, en poco tiempo, empecé a encariñarme con él y creo que él conmigo. Enséñeme a detener el mal que le haya podido hacer, ¡ya no quiero separarme de él!

El monje, sonriendo, le explicó que nunca había tenido la intención de enseñarle la forma de dañar a nadie, sino todo lo contrario.

Le había enseñado un masaje para unirse a su esposo, hallando así el amor y la armonía en su vida familiar.

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