Moda para el cuerpo y el alma
- ONEPEACE
- 30 ago 2021
- 3 Min. de lectura

¡La respuesta me horrorizó y me dejó en shock! Desde pesticidas que enferman comunidades enteras, fábricas que colapsan matando a cientos de trabajadores, hasta casos de violencia y explotación infantil. Y todo esto me hizo cuestionarme ¿qué tanta responsabilidad tengo yo, como consumidor, cuando compro un par de jeans?
Fast Fashion y el apetito de consumo
Actualmente, a medida que llega ropa nueva a nuestras vidas, también la desechamos a un ritmo impactante. Se cree que a nivel global compramos alrededor de 80 mil millones de prendas nuevas cada año. Esas prendas están hechas principalmente de algodón genéticamente modificado, o de piel procesada con un altísimo costo humano y ambiental.
Seamos honestos, nuestra ropa dejó de ser un bien, y se convirtió en un producto desechable.
Lo peor es que en pleno siglo XXI, mientras planeamos viajes a Marte y desarrollamos algoritmos genéticos, seguimos teniendo niveles altísimos de desigualdad y destrucción ambiental. Millones de personas en la industria de la moda trabajan en condiciones infrahumanas y arriesgan sus vidas todos los días, a cambio de un sueldo que a veces no les alcanza ni para sobrevivir.
Moda consciente y sustentable, eso es Slow Fashion
Los datos me parecieron alarmantes, así que me puse a investigar un poco más y me encontré con el movimiento Slow Fashion, que propone un modelo mucho más consciente y humano de relacionarnos con la moda.
Slow Fashion es una filosofía de hacer moda con responsabilidad social que se enfoca en encontrar alternativas sustentables, reconocer el valor de las personas y comunidades, y ayudar a preservar nuestro medio ambiente.
Y aquí es donde se pone interesante, porque algunas de esas alternativas, también tienen otros beneficios que vale la pena mencionar.
Las bondades de la naturaleza
Además del impacto social y ambiental, las empresas que se han aventurado a romper esquemas han ido encontrando beneficios increíbles e inesperados. Por ejemplo, descubrieron que el bambú produce una fibra suave, hipoalergénica y resistente a los rayos UV, y que su extracción no requiere ningún aditivo químico.
Eso significa que lo que pones sobre tu piel no es el resultado de fibras sintéticas y procesos químicos, sino una prenda hipoalergénica, ligera y 100% natural, que además te protege del sol ¿Dónde has estado toda mi vida, fibra de Bambú?
También descubrieron que el lino ha sido usado secretamente por las empresas automotrices, para el tejido de los asientos, desde hace años. Y no creas que lo hacen porque sea una fibra natural y con procesos de producción responsables, sino porque es hipoalergénica, resistente, térmica y económica.
Solo tenemos una Tierra y es de todos
Es importante revisar nuestra relación con las marcas y la moda, y sobre todo comenzar a identificar cómo podemos ser parte de la solución. Tal vez no podemos cambiar la industria de un día para otro, pero podemos comenzar por apoyar a las organizaciones y marcas que ya están haciendo algo por el bienestar del planeta.
One Peace, por ejemplo, es una marca mexicana comprometida con el trato justo a diseñadores y productores textiles, y que usa solo materiales amigables con las comunidades y el medio ambiente. O el documental The True Cost, que señala los más grandes pecados que se han cometido contra el planeta en el nombre de la moda.
Pero sobre todo es importante reconocer que como consumidores, tenemos la responsabilidad de elegir entre apoyar a marcas sustentables que nos benefician a todos, o seguir haciendo crecer a las grandes marcas de la industria, que en el fondo sabemos, están llenas de trapos sucios.
La decisión es nuestra.
Salvador Méndez
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Fuentes:
https://truecostmovie.com/
https://mundotextilmag.com.ar/fibras-de-bambu/
https://mundotextilmag.com.ar/el-lino-el-canamo-y-el-coco-los-nuevos-sustitutos-del-plastico/










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