Las creencias inconscientes y su relación con las enfermedades
- Patricia Meza
- 14 mar 2021
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 10 oct 2024

Podemos definir las creencias como algo que nos limita, que no nos deja avanzar, una verdad instalada, un mandato; es decir, creer que algo es una certeza.
Durante nuestra vida construimos creencias de acuerdo con la información que recibimos de la familia y la sociedad, mientras que otras se aprendieron de experiencias pasadas.
Una vez que la creencia se instala en nosotros mismos, se convierte en parte de nuestros pensamientos y comportamientos, integrándose a nuestras emociones.
Así que cada vez que nos sentimos amenazados o vulnerables se activa esta emoción en nuestro interior que nos dispara un comportamiento asociado con lo que hemos aprendido.
De esta forma podemos comprender que el significado que le demos a las cosas depende únicamente de una creencia limitante instalada, la cual se proyectará en la realidad que percibimos en nuestras vidas y obtendremos lo que estamos percibiendo.
Algunas creencias:
“Los hijos cuidan a los padres”: Esta creencia seguramente nos limitará por apego para hacer nuestra propia vida o vivir en otra ciudad por estar al tanto de ellos.
“Solo los que roban tienen dinero”: Entonces no se tendrá dinero porque “no quiero ser una mala persona”.
“No se pueden tener las dos glorias”: Un ejemplo podría ser “trabajo o me caso, o cuido a mis hijos o soy profesionista”.
Todas estas ideas falsas son las que tenemos que modificar para que no se vuelvan candados en nuestras vidas y nos limiten en el fluir de la misma.
Hay diferentes tipos de creencias. Aquí hay algunos ejemplos.
Creencias conscientes: estas tienen poco poder e influencia en nosotros porque podemos ser conscientes de ellas.
Creencias inconscientes: son invisibles porque no tengo consciencia de ellas, por lo tanto, tienen consecuencias en nuestros comportamientos, en nuestra forma de ser y de actuar.
Creencias limitantes: nos desconectan de nuestras capacidades, nos ponen en conflicto y pueden ser orígenes de distintos síntomas.
Creencias constructivas: Son creencias que nos conectan a nuestro potencial y nuestras capacidades, abren nuestra consciencia.
Por otro lado, los valores juegan un papel muy importante dentro de las creencias.
Cuando una creencia tiene una emoción negativa importante, se puede tener como hipótesis que está relacionada con un valor fundamental para la persona.
Por lo que la importancia de conocer estos valores es fundamental, ya que detrás de cualquier queja o lamento se esconde un valor que busca ser satisfecho.
Algunos ejemplos de estos valores son: seguridad, identidad, libertad, respeto, justicia, placer, etcétera.
Un caso de estudio
En el siguiente ejemplo simularemos una conversación entre terapeuta y paciente relacionada con una creencia limitante:
(T = terapeuta, P= paciente)
Creencia limitante: “Mi novio no me quiere porque no me habla en la semana”.
T. Y cuando no te habla, ¿que no está satisfecho en ti?
P. El amor.
T. Si te habla, ¿entonces te sientes amada?
P. Sí.
T. ¿Y qué otra cosa se satisface en ti?
P. Me siento importante para él.
T. Y cuando eres importante, ¿qué otra cosa más profunda se satisface en ti?
P. Me siento reconocida.
En este ejemplo se busca satisfacer dos valores: al amor y el reconocimiento.
La forma de satisfacerlos es lo de menos, por lo que las creencias se elaboran a partir de valores personalizados.
Cabe mencionar que nosotros no podemos cambiar el comportamiento de la otra persona para satisfacer nuestra necesidad, sino que debemos reconocer este pensamiento y el valor para poder darle una nueva interpretación positiva.
¿Cómo se relacionan estos valores con una enfermedad?
Cada órgano está ligado a un valor o una necesidad, y cuando este valor no se satisface, el cuerpo proporciona la “solución” biológica creando lo que llamamos enfermedad.
¿Cuándo aparece el conflicto?
El conflicto es la sombra y la necesidad satisfecha es la claridad; cuando no se satisface esta, aparece el conflicto.
Por eso en muy importante saber qué creencia hay detrás de cada conflicto, y qué valor no se satisface en la persona.
Algunos ejemplos de los valores en relación con los órganos son:
Epilepsia: el valor es “controlar”.
Eczema: el valor o la necesidad es el contacto.
Plaquetas: el valor es la unión con familia.
Gónadas: el valor es seducir.
Riñones: el valor son los referentes o la liquidez.
Glóbulos blancos: el valor es la seguridad en la familia.
Leucemia: el valor es crecer:
La hipófisis: el valor es estar a la altura.
Psoriasis: el valor es ser uno mismo.
Tiroides: el valor es el tiempo o la eficacia.
¿Cómo se cambian las creencias en terapia?
Es necesario identificar cuál es el pensamiento que se tiene acerca de esa idea fija y cuál es la creencia que lo sostiene.
Hay que ver si la creencia tiene algún fundamento; qué es lo que genera conflicto en la la persona de manera específica.
Debemos identificar cuál es el valor que no se satisface; una vez encontrándolo se va a instalar una nueva creencia de apertura, lo que desestabiliza la creencia limitante y, finalmente, se instala una creencia positiva.
¡Atrévete a explotar tu potencial completo cambiando tus creencias inconscientes!
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