top of page
  • Facebook
  • Instagram
  • Spotify
  • Newsletter
BG_Blog_Interior.png

¿Cómo perdemos el camino?

Actualizado: 10 oct 2024



La esencia tiene en sí nuestras cualidades básicas que son universales a todos, como ser amorosos, gozo, entusiasmo vitalidad, confianza, belleza, expansión. Espontaneidad, juego, entusiasmo, dulzura, silencio. Esta capa la sentimos cuando estamos involucrados en alguna actividad como estar en contacto con la naturaleza, algún deporte, haciendo el amor, bailando, o con cualquier forma de creatividad. La podemos ver en un bebé o niño pequeño. Esto es nuestra esencia .

Capa de vulnerabilidad, que se relaciona con la confianza. El mejor ejemplo es un niño que se muestra tal cual como es.

Vulnerabilidad herida. Por situaciones de la vida, nuestra confianza se convierte en desconfianza y dudas, la espontaneidad en miedo y cautela, perdemos nuestra vitalidad original.

La capa de nuestra esencia se cubre con una capa de dolor, desconfianza, vergüenza y miedo. Y por ello le llamamos la capa de la vulnerabilidad herida.

Para cada uno las experiencias que tuvimos fueron diferentes sin embargo el resultado es similar.

Todos tenemos y teníamos las mismas necesidades emocionales que generalmente no fueron cubiertas del todo. Entonces nos quedamos con hambre de más: atención, escuchar ser vistos, reconocimiento, compañía, apoyo, amor, entre otras muchas. Y el no haber recibido eso duele, y está en esta capa de vulnerabilidad herida.

Capa de protección: Es debido al dolor, inseguridad y miedo que llevamos en esa capa media, que creamos una tercera capa. Llamada de protección.

La creamos porque no queremos aceptar la profunda inseguridad que tenemos dentro, la sensación de que no somos valiosos o merecedores, así es que empezamos a aparentar lo contrario, a cubrirlo y compensar para convencernos a nosotros y otros de lo contrario. Creamos una identidad basada en el éxito, logros, imagen, prestigio y empezamos a creer que eso es lo que somos,

No queremos aceptar ni sentir el dolor de experiencias pasadas en la infancia, adolescencia o más adelante. Entonces cubrimos nuestro dolor con adicciones, distracciones o relaciones no sanas.

No queremos permitir que la gente nos lastime, rechace o abuse de nosotros y así cerramos nuestras puertas a la cercanía e intimidad. Y cuando las abrimos, generalmente lo hacemos desde nuestra parte lastimada o niño herido que tiene la fantasía de que la otra persona va a ser totalmente sensible, respetuosa y considerada.

Esta capa de protección es nuestra coraza o armadura y nos ha servido muy bien para sobrevivir. Es bueno saber que nos podemos proteger cuando lo necesitemos y evitar ciertas situaciones dañinas.

Cada uno tenemos distintos estilos de protección:

  • Algunos nos enojamos mucho cuando alguien no es sensible, está distante, no nos apoya. Y nuestras relaciones son de pelea y conflicto.

  • Algunos somos muy desapegados y nos aislamos en nuestro espacio cuando nos abruma algo.

  • Algunos nos vamos a nuestra mente, a la cabeza para tratar de comprender, nos escondemos detrás de las ideas para así mantenernos cerrados.

  • Otros nos volvemos complacientes, sumisos para que nadie se enoje con nosotros.

  • Otros usan el poder y control para sentirse superiores a los demás.

  • Podemos volvernos rescatadores y sentirnos necesarios al ayudar a otros.

  • También puede ser que seamos un quejumbroso crónico, encontrando fallas ya sea en nuestra pareja o amigos.

  • Otros se quedan en las distracciones y o adicciones.

Esta capa se ha vuelto inconsciente, habitual y automática. Pero generando consciencia y con mucho amor podemos reconocer estas capas que protegen nuestra vulnerabilidad y con ayuda de un especialista se pueden trabajar y quitar poco a poco para encontrarnos con nosotros mismos.


Si te interesa el tema, no olvides conocer a al autor 🖋️

Comments


bottom of page