Cómo liberar tu pensamiento, tu vida y dejar ir lo tóxico
- Ari Martínez
- 17 abr 2021
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 10 oct 2024

Hace poco tuve que hacer una revisión de todo pensamiento y todo lo que no me estaba sumando en mi vida. Y aunque se escucha fácil, y quizá trillado, eso de soltar y dejar ir cosas que son tóxicas o que al final del día te roban la paz no es tan fácil.
Hoy te comparto cómo yo lo comencé a hacer (y lo sigo haciendo) porque creo que es una tarea que debemos seguir haciendo en cada área de nuestras vidas.
Creo que es muy fácil engancharnos con cosas, personas y situaciones que nos hacen sentir cierto placer inmediato y no somos conscientes del daño que podrían estarnos haciendo.
Yo lo estuve haciendo por años, hasta que hace poco comencé a cuestionarme todo, sí, todo.
Al hacer este cuestionamiento obviamente comenzarás a tener que evaluar cosas que quizá te eran cómodas o creías que te hacían bien y, al darte cuenta de que no, que en realidad te hacen daño, es difícil soltar.
Pero créeme, al final del camino o cuando hayas avanzado un poco más verás que es un verdadero alivio.
Hay una fórmula que puede ayudarte mucho a ir quitándote de esas personas y situaciones que te enganchan.
Es idea de la autora Byron Katie, y al final de este artículo te dejo el enlace a su página para que, si quieres, hagas el ejercicio completo, el cual está muy bien explicado e incluye materiales gratuitos para descargar.
Cuatro preguntas
Esta fórmula consta de plantearte cuatro preguntas principales ante cualquier situación y, con ellas, no solo reflexionar de manera mental, sino sentir qué conecta con tus emociones y con tu cuerpo al volver a vivir eso que te molesta o incomoda para poder sacarlo, sanar y dejarlo ir.
El primer paso es traer a tu mente la situación o persona específica que te molestó, te irritó, te sacó de tu centro o te incomodó.
En una especie de visualización, imagina que estás en esa situación o ante esa persona de nuevo, pero con apertura.
Ahora tendrás que aislar una idea o sentimiento de cómo te hace sentir la situación, por ejemplo: mis sentimientos no son válidos para la otra persona.
Posteriormente te haces las siguientes preguntas:
¿Es verdad? La respuesta tiene que ser un simple sí o no.
Respira profundo y pregúntate si esa idea o ese sentimiento es verdadero.
Si la respuesta es sí pasa a la siguiente pregunta. Pero si tu respuesta es no (sin duda alguna) entonces pasas a la última pregunta.
¿Puedes saber con certeza que eso es totalmente cierto? Pregúntate: “¿Estoy 100 por ciento segura o seguro de que esto es verdad?
Vuelve a ese momento y lugar para ver si sale algún sentimiento o pensamiento adicional
¿Cómo reaccionas (qué pasa en ti) cuando crees ese pensamiento? Cierra los ojos y sé testigo de tus sentimientos, de lo que sientes físicamente, en dónde lo sientes, que tipo de comportamiento sientes que surge de ti ante ese pensamiento.
¿Ves alguna imagen? ¿Cómo trataste tu a la otra persona o la situación? ¿Cómo te trataste a ti misma(o)? ¿Sentiste algún impulso de hacer algo ligado a ese pensamiento?
¿Quién serías sin ese pensamiento? Cerrando tus ojos, regresa a la situación. Observa y experimenta todo de nuevo, pero esta vez sin ese pensamiento o idea.
Reflexiona quién o qué serías sin ese pensamiento, si desapareciera de ti. ¿Cómo crees que se sentiría la otra persona? Deja ir todo juicio al respecto.
Lo importante es ver qué se revela ante ti, dejando ir todo juicio que exista en tu interior, porque recuerda que, al dejar ir, sanas tú.
La idea de este ejercicio es que puedas verlo desde el otro lado también, cómo la otra persona lo vive y, así, poder dejar de emitir juicios y también revertir el pensamiento asociado que tienes con la situación.
Siguiendo con el ejemplo, si yo percibí que mis sentimientos no fueron validados por la otra persona, ¿qué sería lo opuesto?
Sería algo como: “yo no valido mis sentimientos” o “yo no valido los sentimientos de otros”. Esto te hacer darle una perspectiva completamente diferente a la misma situación.
No quiere decir que eso sea cierto, pero te hace ver algo que no has trabajado en ti y por eso te hace reaccionar del otro.
Aprendemos de todos
Recuerda que somos espejos de los demás y los demás son espejo para nosotros. Por eso todos podemos aprender de todos y para mejorar nosotros mismos.
Si quieres saber más sobre esta técnica y ver más ejemplos y detalles de cómo se puede llevar a cabo, el sitio de la autora está aquí: Byron Katie.
Espero que nunca dejemos de trabajar en nosotros mismos. Hoy te compartí esta herramienta, pero si tienes cualquier otra herramienta que sientas que en este momento te ayuda más, ¡hazlo!
Te juro que no te arrepentirás. Para encontrar más herramientas de trabajo en ti, busca en el apartado de MIND, aquí en The Seeker.
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