top of page
  • Facebook
  • Instagram
  • Spotify
  • Newsletter
BG_Blog_Interior.png

Mujer, mujer… más que nunca antes, tu momento es ahora

Actualizado: 20 ene



Mujer, diosa encarnada, portadora y guardiana de la poderosa energía femenina, medicina tan necesitada en estos tiempos de nuestra madre tierra, divino ser maternal.

Te has escondido por muchos siglos, mujer, oculta celosamente como una perla dentro de su concha; embelleciéndote y perfeccionándote pacientemente con la presión externa, misma que te llevó a buscar refugio en su interior.

Has visto pasar tantos ciclos, lunas, estaciones y vidas, conociéndote al desconocerte, aprendiendo en experiencia quién eres, jugando a ser eso que no eres: sumisa, débil, simple, manipulable…

Pero llegó el momento, mujer, ¡ya es hora de dejarte ser, de dejarte sentir!

Es momento de deslumbrar al mundo con tu belleza; de extraer todo ese poder escondido, fuerte y delicado, duro y amoroso, sabio e inocente, es hora de que nos muestren el camino.

Y entiendo, mujer, entiendo que no es un poder sencillo de manejar, no por nada fueron ustedes las escogidas para esta tarea; únicos seres en el universo capaces de dominar esta energía femenina y crear con ella.

Pero yo qué te digo, mujer, si todo esto ya lo sabes, solo es cuestión de que lo recuerdes; que recuerdes tu papel, tu juego, tu balance. Que solo se trataba de olvidar tu poder para revalorarlo y apreciarlo para, entonces, consiente de él, utilizarlo en favor de todos.

Solo se trataba de recordar que no somos diferentes, sino complementarios; que somos la misma energía jugando a sentir ser masculino o femenino.

Es solo cuestión de que lo recuerdes —que recuerdes todo— para que encontremos el balance que tanto necesitamos como seres humanos. Hoy los hombres humildemente solicitamos su ayuda.

Sin ustedes estamos perdidos, no hemos sabido que hacer, hemos perdido el rumbo y la claridad, nos hemos perdido en el poder, la avaricia, el enojo, la ira, en la energía masculina.

Nos necesitamos, mujer

Nos necesitamos para encontrar un balance, para conocernos y reconocernos en el otro, para regresar a ser una sola energía, reconociendo lo masculino en ustedes y lo femenino en nosotros. Sin ser más ni menos, sin competencia, separación o diferencia.

Sin miedo ni resentimientos.

Necesitamos que nos vean con compasión, con los ojos de una madre que ve a su hijo perdido y naturalmente emana su instinto maternal y amoroso.

Que nos veas sin resentimiento, coraje, envidia, miedo… No ha sido nuestra intención herirlas, solo perdimos conciencia de nuestra feminidad para apreciar la de ustedes.

En nombre de los hombres, nos perdono y las perdono. Pido humildemente su amor y ayuda, porque solo así podremos crear juntos la realidad que más nos conviene a ambos. La realidad del amor.

Comments


bottom of page