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Cómo empezar a sanar nuestras heridas y reconectar con el Universo


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Todos los seres humanos en esta experiencia de vida tenemos la necesidad (y sabemos dentro de nuestro ser) que queremos sanar heridas. Ya sean estas a nivel físico, emocional o energético.

Cuando nacemos estamos conectados a la Fuente original, o Dios (o como tú prefieras llamarlo). Somos seres inocentes, limpios, conectados con el todo y vamos descubriendo el mundo a través de nuestros sentidos.

Conforme crecemos y maduramos, creamos con nuestra mente ciertas “ideas” que creemos que son ciertas.

Estas ideas casi siempre se basan en lo que otros nos dicen (nuestros papás, nuestra familia, amigos, sociedad, etcétera.).

Así, se empieza formar una separación de esa Fuente y comenzamos a crear la dualidad en nosotros al decidir que está “bien” y que está “mal” conforme a ese patrón de creencias que hemos creado del exterior.

De esta manera ignoramos y dejamos de lado esa conexión con la Fuente que vive en todo lo que nos rodea, dentro de nosotros mismos, y que nos conecta con el todo.

Esta idea de que somos un ser separado del todo viene desde este sistema de creencias, que es como una máscara a la que podemos llamar “ego” y es todo eso que creemos que somos.

¿Somos “buenos”? ¿Somos “malos”?

La mayoría de nosotros pasamos toda la vida queriendo ser “buenos” (o lo que creemos que es correcto o está “bien”), y evitando ser “malos” (aquello que creemos que está mal).

Pero cuando trabajamos en nosotros cobramos consciencia de que esos sistemas de creencias son heredados o adquiridos de otros y que quizás no resuenan con nosotros.

Y no resuenan porque somos seres duales; es decir, también tenemos nuestra sombra y es importante aceptarla como parte de nosotros para poder ser la mejor versión de nosotros. Esto nos hará sentir auténticamente alineados con la Fuente y el todo.

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Todos tenemos sombra y claridad

Porque, a final de cuentas somos parte del todo, no somos seres separados. Ahora, ¿cómo podemos conectar con esa Fuente de creatividad eterna?

Para conectar con esa energía infinita de creatividad y que conecta con todo y todos, es necesario trabajar en nosotros mismos.

Lo único que nos impide conectar con esa Fuente y con el todo son nuestras heridas. Y, ¿qué son las heridas?

Normalmente son eventos traumáticos que pueden ser de esta vida o de una vida pasada que nos detienen o “atoran” de alguna forma para poder fluir.

A estos eventos muchas veces les llamamos “traumas” al ser eventos que generaron un impacto en nuestro ser, ya sea a nivel físico, emocional o energético.

Estos traumas permanecen, deteniendo el flujo y la conexión con nuestra creatividad y divinidad.

Entonces, para poder conectar con esa energía del todo necesitamos trabajar en nuestras heridas más profundas. La mayoría de las personas tapamos o enterramos esas heridas porque generan dolor, o están asociadas al dolor, y queremos evitarlas a toda costa.

¿Qué pasa si ocultamos nuestras heridas?

El error de esconderlas o enterrarlas es que, tarde o temprano, saldrán y dolerán aún más. Muchas veces, una herida que no se trabaja puede convertirse o expresare en un desbalance en nuestro cuerpo físico (una enfermedad, por ejemplo), en nuestra mente o en nuestro campo energético.

Muchas veces la herida original viene de algún evento cuando éramos bebés o incluso estando aún en el vientre de mamá, y se va reforzando con otros eventos que suceden durante la vida que se asocian a la misma herida.

Esto puede llegar a expresarse en la edad adulta en el momento en que alguien hace algo que nos “dispara” esa herida y nos sentimos de nuevo como cuando éramos niños.

La mayoría de los seres humanos tenemos estas heridas y son parte de nuestro ser y esencia.

Lo importante es, primero, aceptar que tenemos esa herida. Aunque no la entendamos muy bien o no conozcamos del todo su origen, hay que reconocerla, pues la mente es tan poderosa que nos hace actuar hasta de manera inconsciente para seguir activando la herida bajo diferentes circunstancias.

No digo sea una tarea fácil, por el contrario. Pero esas sombras son parte de nuestro ser. Una vez que al menos aceptamos que existen en nosotros, podemos liberar mucho del peso que sentimos constantemente al tratar de ser “buenos” y “perfectos” todo el tiempo.

Todos tenemos nuestra sombra y todos podemos trabajarla.

¿Cómo hacerlo?

Eso puede ser diferente para cada uno. Así como no a todos nos gusta cocinar o hacer cierto tipo de ejercicio, cada uno tiene que encontrar la herramienta más adecuada para trabajar sus heridas.

Puede ser desde una terapia física, psicológica, energética o espiritual.

Todos podemos sanar y ayudar a otros a encontrar su sanación, es por eso que juntos, en amor incondicional, podremos sanar como un todo que ya somos.

Aquí, en The Seeker, podrás encontrar muchas herramientas para encontrar el mejor camino y sanar tus heridas.

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